CASA AKALY

  • Ubicación

    Fraccionamiento las Parotas, Villa de Álvarez, Colima; México.

  • Año

    2024

  • Diseño

    Di Frenna Arquitectos

  • Equipo de trabajo

    Arq. Matia Di Frenna Müller, Arq. Mariana de la Mora Padilla, Ing. Juan G. Guardado Ávila.

  • Área

    668 m²

  • Fotografía

    Lorena Darquea.

La entrada a Casa Akama está precedida por la presencia de un árbol imponente. Su escala, su edad y la forma en que se yergue obligan a levantar la vista, a hacer una pausa. A un costado, los primeros cuerpos de agua reflejan la luz y el movimiento de las ramas, anticipando algo que se repetirá más adelante: el agua aparece en momentos clave, marcando pausas y generando cierta calma en el recorrido.

El recibidor es un volumen generoso en doble altura. Su estructura abierta permite que la sombra y el verde pasen a través, como si la casa evitara interrumpir lo que ya ocurre en el terreno. En el recorrido por la casa se puede palpar el concreto aparente de los muros. Enduelado, poroso, y ligeramente irregular: su textura habla del proceso constructivo y responde con frescura al clima del lugar.

Desde ahí se cruza bajo un puente que más adelante conecta las habitaciones del nivel superior. Al hacerlo, el espacio se abre hacia la sala, otra doble altura que amplifica la entrada de luz. Las vigas de acero, negras, marcan el ritmo de la estructura, mientras los ventanales reflejan lo que sucede afuera: hojas, sombras, y un cielo cambiante. En lugar de tratar de separar el interior del exterior, la casa los deja mezclarse. Los límites se desdibujan y el paisaje se vuelve parte del interior.

La planta baja se despliega en dos alas. De un lado, cocina y terraza se integran al jardín con naturalidad, sin jerarquías. El espacio fluye sin interrupciones, invitando a habitar sin barreras. Del otro, la habitación principal se convierte en un espacio más reservado, casi autónomo. Tiene su propio acceso al jardín y a la alberca, que es el cuerpo de agua más extenso de la casa.

Rodeada por un palmar, la alberca se vuelve un lugar resguardado, íntimo, donde el sonido del agua y el vaivén de las hojas tejen una atmósfera difícil de replicar, con una calma que acompaña sin imponerse.

En planta alta, el puente que atraviesa el vacío conecta tres habitaciones y una sala. Cada una con su terraza, pensada para aprovechar la luz, el aire y la vegetación. Desde ahí, la vista se filtra entre las copas de los árboles y el sonido del entorno entra sin esfuerzo, haciendo que cada espacio se sienta ligado al paisaje de forma directa y tranquila, sin artificios.

Los materiales hacen su parte entrelazándose unos con otros. Sabiendo cuando sobresalir o cuando ceder el lugar al que le precede: el concreto gris permite que el verde del entorno tome protagonismo. El acero conecta y sostiene con discreción. El vidrio amplifica lo que hay afuera. La piedra, presente en muros y pisos exteriores, ancla la casa al terreno. Y la madera, da calidez justo donde hace falta.

Casa Akama está pensada para convivir con su entorno. Para abrirse cuando hace falta, resguardarse cuando es necesario y dejar que lo que ocurre afuera entre con naturalidad. Es un lugar que sabe dialogar con el paisaje, en calma y sin prisas.