CASA AMANKAY

En el corazón cálido de Colima, dentro del fraccionamiento Las Parotas, nace una casa que no sólo se construye en el terreno, sino también en la memoria y en el tiempo de quienes la habitan.

Desde el primer trazo, el proyecto fue concebido como un refugio donde la luz entra suavemente, donde el aire recorre los espacios y la vida fluye entre adentro y afuera sin barreras rígidas. Una casa que se abre al entorno y a las emociones, que respira con sus habitantes.

La planta baja es un abrazo que recibe. El estudio con baño completo se ofrece como un rincón íntimo para crear, trabajar o descansar. El baño social se oculta con discreción, mientras la sala, la cocina con desayunador y la terraza se enlazan en un mismo gesto de apertura y convivencia. Aquí, las conversaciones fluyen con el aroma del café, la risa se enreda en los árboles del jardín, y las tardes se alargan en sombra y serenidad.

Subir la escalera es un viaje hacia lo íntimo. En la planta alta, dos recámaras secundarias, cada una con su propio baño y vestidor, ofrecen descanso y silencio. La sala de televisión es el centro suave donde se comparte lo cotidiano. Y al final del recorrido, la recámara principal: un santuario privado con su baño y vestidor, donde el tiempo parece detenerse.

Cada espacio ha sido pensado para contener vida, para abrazar el calor de Colima y transformarlo en hogar. La arquitectura se viste de materiales sinceros, líneas limpias y proporciones que buscan el equilibrio. La casa no impone: acompaña, susurra, se deja habitar.

Esta no es sólo una casa. Es una historia que se empieza a escribir con cada paso, cada sombra proyectada, cada rayo de sol que entra por la ventana. Un lugar donde vivir se convierte, sencillamente, en estar.